Prostitutas en el congreso
Durante la polémica sesión en el congreso, la Diputada María Emilia Soria se refirió a sus colegas como las “prostitutas de Macri”. Pensando en esto, me doy cuenta que cometió un error por ignorancia. Ignoracia que, hasta hace un tiempo atrás, yo también padecí. Así que voy a intentar explicar su error, para ayudar desde mi lugar a aclarar los conceptos.
Exiten, para simplificar, al menos dos tipos de prostitutas.
El primer tipo, son mujeres, niñas, y niños, que han sido forzados a ejercer la prostitución. Han sido privados de muchas de sus libertades y sometidos por la fuerza a llevar a cabo actos sobre los cuales carecen de control, mientras que sus opresores ven los beneficios. Son víctimas. Y en este caso, no vale la comparación. En esas bancas, no hay ninguna víctima.
El segundo tipo de prostituta son mujeres y hombres que en pleno uso de sus facultades han elegido ejecer una profesión que nuestra sociedad todavía ve con mala cara, pero que no es más que la oferta de un servicio a cambio de dinero. Estas mujeres poseen ética profesional, discresión. Cuidan su cuerpo porque es su instrumento de trabajo y cuidan de otros. Muchas de estas mujeres son militantes feministas que entienden que todos debemos tener la libertad de decidir. Tienen conciencia social. Son, por lo tanto, dignas trabajadoras. En este caso, la comparación tampoco vale.
Lo que hubo en esta cámara es un cúmulo de traidores e hipócritas, que no les molesta que se tenga que pagar “la fiesta de 12 años”. Les molesta tenerla que pagar con el resto. Les indigna que mineros, sojeros o multimillonarios evasores de impuestos tengan que pagarla, pero no que la paguen los niños, los excombatientes de Malvinas o los jubilados con la mínima. Mientras nos explican que con la reforma se ahorran cientos de millones, nos dicen que los jubilados no van a cobrar menos. Esto, a menos que además de traidores sean alquimistas, los vuelve mentirosos.
Si en esa sesión hubiese habido 2 prostitutas, una de cada tipo, la empoderada habría tomado a la víctima por los hombros y le hubiese dicho: “vení, luchemos por nuestros derechos en la calle y salgamos de acá. Esta gente no tiene vergüenza…”
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